sábado, 24 de mayo de 2014

Propaganda en la 1ra guerra mundial


La existencia de publicidad politica depende de la aparición de un sufragio universal, y no de clase, y del juego o la pugna de varias tendencias por la obtención del poder mediante formas democráticas. La “emergencia de un mercado” político libre, de un escenario de competencia política, en la que las fuerzas concurren se encuentran obligadas a convencer/persuadir de la bondad de su alternativa, es el medio en el que puede surgir la publicidad política.
La propaganda es un conjunto de métodos utilizados por un poder político o religioso con el fin de obtener efectos ideológicos o psicológicos.
La primera guerra mundial se presenta en apariencia como la victoria de las democracias liberales sobre los regímenes autoritarios, pero el conflicto revaloriza los conceptos de autoridad y eficacia llevándonos al nacimiento de nuevos modelos políticos, contrarios al de la democracia liberal.
Los Estados Unidos entran en la guerra para defender sus intereses económicos, esta defensa se acompaña de los principios más abstractos: la libertad de los mares y la democracia. En este panorama, la presencia de la Rusia zarista junto a los aliados no puede ser considerada como un Estado que defienda los principios de la democracia liberal; por esto, la Revolución rusa de febrero de 1917, que derriba la autocracia, es bien acogida por los aliados, a pesar de la inquietud que suscita acerca de la solidez del aliado ruso.
Hasta el final del conflicto, la incompatibilidad es un hecho entre los principios de la democracia liberal y la dirección de la guerra. Si Francia es el escenario principal de las operaciones, no es así en los Estados Unidos, que entran tardíamente en guerra y además el conflicto se lleva a cabo lejos de su territorio. La guerra, a la vez que multiplica los agravios a los principios políticos de la democracia liberal, pone en tela de juicio los dogmas del liberalismo económico.
Todos los mecanismos monetarios y financieros se perturban debido a la entrada de la guerra. Lo mismo ocurre con la economía, desde un principio queda desmantelada por la movilización. Se requisan los trenes y se reservan para el transporte de tropas y material. Se produce un trastorno total de las condiciones económicas que da a relucir la incompatibilidad del estado de guerra con el mantenimiento de los principios liberales.
Las guerras mundiales obligaron a poner al servicio de la propaganda y de los objetivos de guerra los avances que se habían ido produciendo en el campo publicitario. En la Primera Guerra Mundial, además de campañas de intoxicación informativa o de manipulación, se emplearon también formas más ortodoxas de comunicación, y por supuesto, aquellas que se habían desarrollado en la publicidad a lo largo del siglo XIX. Sobre todo el cartel de los que se hicieron, en algunos casos, tiradas muy grandes.
Al aparecer en el siglo XX nuevos medios de comunicación que producen un cambio trascendente (cine, radio, televisión, Internet...), puede decirse que el siglo XX es el de las masas
La Primera Guerra Mundial va a producir modificaciones muy profundas, por primera vez las retaguardias van a tener un papel muy activo en la guerra. Cuando ésta acabe nada volverá a ser igual que antes. Nunca hasta entonces la persuasión de masa había tenido ese papel protagonista, lo que acarreará, finalizado el conflicto, una reacción contra los abusos de propaganda y, al mismo tiempo, su estudio científico en el periodo de entreguerras.
En el mundo occidental, el desarrollo económico y de los medios hará de la publicidad comercial el terreno en el que avancen las técnicas de persuasión. Las campañas electorales serán cada vez más operaciones de “marketing”.
Se emplearon mensajes destinados a canalizar emociones, tanto de valor como de odio, a estimular el esfuerzo industrial, a promocionar el ahorro de determinados productos, como combustible y ciertos alimentos, a pedir la discreción ante el peligro de los espías, a obtener préstamos de guerra, a organizar servicios sanitarios, de bomberos o de policías, etc. También las organizaciones caritativas hacían campañas destinadas a ayudar a los combatientes, a los prisioneros de guerra, los mutilados y las víctimas civiles.
La guerra de trincheras hizo que el frente interno fuera tan importante como el frente de batalla, lo que produjo la extensión de la propaganda a la población de la retaguardia. El estancamiento militar hizo de la propaganda exterior a los neutrales un elemento fundamental.
Desde la entrada en la guerra de Estados Unidos hasta el final de la guerra, se consolidan las organizaciones de propaganda en todos los estados. Se reanuda la propaganda de las atrocidades alemanas, reales o supuestas. Las potencias aliadas hacen un primer intento de coordinación. A pesar de todo la cotrapropaganda en Alemania no contrarrestará la campaña aliada.
Se da durante el desarrollo de la guerra lo que se llama “atrocity propaganda”, es decir, difusión de historias de las atrocidades cometidas por el enemigo con el fin de desacreditarlo, independientemente de su veracidad. El abuso de estos contenidos hizo que en el futuro se cuidara mucho este tipo de informaciones, por el temor de suscitar la desconfianza del público que había conocido la falsedad de la propaganda de la Primera Guerra Mundial.
Entre 1914 y 1918, millones de carteles fueron impresos y distribuidos por todos los países que participaban en el conflicto. Pero sin duda alguna las mayores campañas se dieron en Estados Unidos. El cartel era un eficaz medio de persuasión de masas y una potente herramienta de propaganda.
Los Estados Unidos al incorporarse a la guerra (1917) , necesitaron una gran campaña propagandística para convencer a su población de la necesidad de intervenir en el conflicto. En el más puro estilo americano, las campañas alcanzaron grandes cifras. Del cartel del Tío Sam, por ejemplo, se imprimieron 5 millones de copias.
La primera campaña a la que se dedicaron los publicitarios fue la del alistamiento de todo los hombres capacitados. Los anteriores edictos y convocatorias no habían tenido un gran éxito mientras que la campaña organizada por los publicitarios logró, en un solo día y sin incidentes de importancia, la presentación de trece millones de voluntarios; se demuestra así la mayor eficacia de estos métodos.
Muchos de estos ilustradores y publicitarios cobraban grande sumas normalmente en su trabajo, y estaban probando a los incrédulos que sus sueldos estaban justificados. Se había probado la habilidad para influir en la opinión pública y gobernar sus acciones. Habían vendido ideas y regulado la conducta humana.
El factor que va a tener mayor trascendencia en el futuro de la publicidad, sin duda, es el desarrollo de los medios. En cuanto a la radio, la necesidad de equipos más ligeros y portátiles que pudiesen ser manejados, por ejemplo, desde un avión, obligó a un importante desarrollo tecnológico. Aun cuando su empleo siguiese siendo el de un simple radioteléfono para la comunicación interpersonal.
En el caso del cine, se abrieron las posibilidades como medio de persuasión y como potente arma de propaganda. Aunque de fecha imprecisa se conservan algunas películas publicitarias anteriores a 1914. Sin embargo, su empleo como medio de influencia sobre la población tardó en descubrirse y no es hasta el final de la guerra cuando el cine toma un protagonismo dentro de la diversidad de acciones encaminadas a dirigir las voluntades de la población. Se rodaron algunos spots destinados a la venta de bonos o a otros fines parecidos. Más que como medio publicitario, su empleo estuvo en su capacidad de servir de instrumento de propaganda a través de noticiarios y películas, en los que se ofrecía una visión del conflicto debidamente condicionada según los intereses del gobierno correspondiente. Cabe recordar que durante la época del nazismo, este medio de comunicación fue uno de los más usados como medio de propaganda.
Pero donde la guerra tuvo un papel indiscutible fue en el nacimiento de un nuevo medio, la publicidad exterior.
Durante la Primera Guerra Mundial se empezaron a emplear grandes carteleras como soportes, pero sobre todo se estableció la infraestructura necesaria para el nuevo medio, las carreteras y los vehículos a motor de explosión.
BIBLIOGRAFÍA
  • Eguizábal Maza, Raúl. Historia de la publicidad. Editorial Eresma & Celeste Ediciones, Madrid, 1998.
  • Berstein, Serge. Los Regímenes Políticos del Siglo XX. Editorial Ariel, S.A., Barcelona, 1996.
  • Villane, Pasquale. La edad contemporánea, 1914-1945. Editorial Ariel Historia, Barcelona,1997.

Uso intensivo de la propaganda en la 1ra guerra mundial




El estallido de la guerra se vio favorecido por un ambiente de rivalidad internacional materializado en actitudes chovinistas y en una confianza ciega en las propias posibilidades de éxito militar. Los sectores belicistas estimularon la agresividad recurriendo al empleo de todos los medios a su alcance, entre los que destacó la manipulación de la prensa


“Francia aún no está preparada para el combate; Inglaterra vive atormentada por dificultades interiores y coloniales. Rusia teme mucho la guerra, porque tiene miedo de una revolución interior. Vamos a esperar que nuestros adversarios estén dispuestos o debemos aprovecharnos del momento favorable para provocar la decisión He aquí la difícil cuestión que se trata de resolver.
El ejército austríaco es todavía fiel y útil; Italia está todavía fuertemente comprometida con la Triple Alianza e incluso si prefiere aún, por el momento, el mantenimiento de la paz, para curar las heridas de la última guerra, sabe sin embargo muy bien, que si Alemania es derrotada, ella será entregada sin remedio a la violencia de Francia y de Inglaterra y perderá su posición independiente en el Mediterráneo; se mantendrían, pues, hoy por hoy fielmente a nuestro lado. Podemos, igualmente, contar llegado el caso, con Turquía y Rumania. Tenemos así todas las de gana podríamos dirigir los mandos de la política europea, mediante una ofensiva decidida, y podríamos asegurar nuestro porvenir.
Esto no quiere decir que debamos provocar la guerra, pero allí donde se produzca un conflicto de intereses (...) no deberíamos retroceder, sino hacerlo depender de la guerra y comenzar ésta por una ofensiva resuelta; poco importa el pretexto, pues no es de esto de lo que se trata, sino de todo nuestro porvenir, que está en juego.
Artículo publicado en Die Post, diario pangermanista, el 24 de febrero de 1914.”


La duración, extensión y rigor del conflicto

debilitaron la moral, tanto de los combatientes como de la retaguardia, hecho que se intentó contrarrestar mediante el despliegue de agresivas campañas de expresión patriótica en las que se exaltaba las hazañas de las tropas al tiempo que se ridiculizaban las acciones del enemigo, calificadas por la prensa humorística como torpes y blandas.

“Un error fundamental (durante la I Guerra Mundial) fue el de mostrar al adversario a la luz del ridículo, forma de propaganda a la que se consagraron con ahínco las revistas humorísticas de Austria y Alemania; y fue errónea porque cuando daba realmente en el blanco servía para que nuestros hombres se formasen una impresión completamente equivocada del enemigo; porque el soldado alemán bajo la impresión directa de la capacidad de resistencia del adversario, comprobaba que había sido engañado hasta aquel momento."
J.A.C. Brown. Técnicas de persecución. De la propaganda al lavado de cerebro.

Los medios de comunicación 
Pasaron a ser controlados y censurados por los gobiernos. Éstos intentaban evitar la desmoralización y el derrotismo, especialmente tras la crisis de 1917 Durante ese año hubo una oleada de huelgas y revueltas fruto del malestar desencadenado por el endurecimiento de las hostilidades en el frente occidental, como consecuencia de la retirada rusa del conflicto.